Hoy en día cada vez más personas, tanto hombres como mujeres, recurren a tratamientos faciales rejuvenecedores. Esto se debe a que, a partir de los 35 años, la piel empieza a carecer de algunas sustancias que la constituyen, como la elastina, el colágeno y el ácido hialurónico. Estos tres, además de componer la estructura cutánea, aportan elasticidad, firmeza y tono a la piel.
Aquí, a partir de esta situación, aparecen los signos del envejecimiento cutáneo. Para superar el problema, hay dos soluciones disponibles: Botox e infiltraciones de ácido hialurónico. Estas dos prácticas, ambas ampliamente utilizadas, no tienen nada en común.
De hecho, se trata de dos sustancias completamente diferentes, que dan resultados diferentes y que el cuerpo absorbe de dos maneras diferentes. En la guía de hoy los analizamos más de cerca, hablando de todos los pros y contras que los caracterizan.
¿Qué es el ácido hialurónico?
El ácido hialurónico, del que ahora oímos hablar mucho, es una de las sustancias que forman los tejidos de la piel. De hecho, el 50% de la cantidad presente en el organismo humano se concentra en la piel. Su función es mantener alta la resistencia de la piel, pero también hidratarla y mantenerla elástica.
Su estructura es fibrosa, y al estar muy concentrada en la piel del rostro, le confiere un aspecto joven y sobre todo firme. Además, el ácido hialurónico es una sustancia que actúa contra el estrés oxidativo de las células, frenando el proceso de envejecimiento. Nuestro cuerpo lo produce de forma independiente y en cantidades suficientes hasta los 35 años.
De hecho, el avance de la edad repercute negativamente en su producción y, en consecuencia, también en la elasticidad, tono y firmeza de la piel. Lo que sigue es el nacimiento de las arrugas de expresión y los signos del envejecimiento de la piel.
La razón por la que se utiliza a menudo en el mundo de la medicina estética es fácil de entender: las inyecciones de ácido hialurónico rellenan los tejidos de la piel, volviéndolos más elásticos y tonificados. En cuanto a los resultados, no son definitivos, ya que las sesiones pueden definirse como «cíclicas». Por tanto, para mantener los objetivos alcanzados será necesario realizar varias sesiones a lo largo del año.
¿Qué es el Bótox?
El Botox por otro lado, a diferencia del ácido hialurónico, no es una sustancia producida por nuestro organismo. Es un fármaco a base de toxina botulínica tipo A. Cuando se inyecta en los tejidos de la piel, su función es relajar los músculos e inducir una parálisis muy específica.
De hecho, los signos del envejecimiento, como las arrugas, son el resultado de la contracción muscular debida al sistema nervioso. Existen dos tipos de Botox en el mercado: el médico y el estético.
En la sesión de hoy solo tomaremos en consideración la estética, encaminada a mejorar la estética del rostro. Al contrario de lo que solemos creer, las inyecciones de Botox no son permanentes, sino que duran entre 4 y 6 meses.
Generalmente, quienes deciden recurrir a estos tratamientos quieren reducir el alcance de las líneas de expresión, patas de gallo y surcos en la frente. Para estas prácticas el Botox es perfecto. En cuanto a las arrugas alrededor de los labios, sin embargo, estas inyecciones son limitantes, ya que es una zona utilizada para masticar.
Pros y contras de los dos tratamientos.
Aunque ya se han informado algunas comparaciones entre estas dos técnicas, creemos que es importante subrayar las diferencias en términos de ventajas y desventajas. De esta forma podrás tener toda la información necesaria para elegir cuál de los dos tratamientos prefieres:
Pros y contras de los dos tratamientos.
Aunque ya se han informado algunas comparaciones entre estas dos técnicas, creemos que es importante subrayar las diferencias en términos de ventajas y desventajas. De esta forma podrás tener toda la información necesaria para elegir cuál de los dos tratamientos prefieres:
Ventajas y desventajas del ácido hialurónico botolino
Tolerabilidad por parte del organismo Garantizado 100% No garantizado
Invasividad del tratamiento Baja Media
Zonas donde actúa el tratamiento Líneas de frente, bolsas, mejillas, mentón y labios Líneas de entrecejo, líneas de frente, patas de gallo, líneas de marioneta y líneas de cuello
Efecto lifting Sí, con resultados naturales Sí, con importante suavizado de arrugas
Además de las diferencias entre los dos tratamientos, hay que tener en cuenta otras consideraciones antes de elegir a cuál de las dos técnicas confiar el rejuvenecimiento de tu rostro. Botolino, como hemos aprendido hasta ahora, ofrece resultados más evidentes, pero por otro lado no aporta ningún beneficio a los tejidos de la piel. El Ácido Hialurónico, por otro lado, actúa en múltiples frentes, actuando significativamente en la ralentización de los procesos de envejecimiento:
En consecuencia, está claro cuándo conviene someterse a sesiones con rellenos a base de Ácido Hialurónico y cuándo elegir la vía Botolino. En el primer caso, el resultado final permite una reducción de la aparición de las arrugas, mientras que en el segundo se produce una parálisis del músculo que conduce a un alisado casi total de la piel. Sin embargo, vale la pena tener en consideración todas las ventajas, desventajas y diferencias vistas hasta el momento.
Contraindicaciones: ácido hialurónico y Botox comparados
Estos dos tratamientos, ambos muy utilizados para rejuvenecer el aspecto del rostro, también difieren en sus contraindicaciones y efectos secundarios. En cuanto al ácido hialurónico, al ser una sustancia producida por el organismo, no se puede rechazar de ninguna forma. Por este motivo, es sumamente seguro.
Otra ventaja del ácido hialurónico es que es un material reabsorbible. Esto significa que no presenta al paciente una elección definitiva. En cuanto a su uso en tratamientos de medicina estética, el ácido hialurónico no expone al paciente a ningún riesgo.
Sin embargo, en lo que respecta al Botox, que es un fármaco en todos los aspectos, la situación es ligeramente diferente. En primer lugar, no se recomienda la exposición a esta sustancia para algunos pacientes. Hablamos de personas que presentan inflamación en las zonas a infiltrar, que están siguiendo una terapia a base de antibióticos o anticoagulantes.
Además, es necesario asegurarse de que el paciente no sea alérgico a la toxina botulínica. Incluso en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, no se recomiendan las infiltraciones de Botox. En cuanto a las contraindicaciones, es decir, efectos secundarios, las más habituales son:
Gripe y dolor de cabeza después de las inyecciones (aproximadamente 24 horas después);
Presencia de hematomas en las zonas infiltradas;
Flacidez muscular debido al movimiento del Botox desde sus ubicaciones iniciales.
Sin embargo, todos estos efectos son reversibles y suelen desaparecer en el transcurso de unos días, o como máximo de unas semanas. En ambos casos, para que el médico pueda recomendar el mejor tratamiento, recordamos la importancia de pedir cita previa. Durante esta primera reunión se valorará la situación del paciente y se discutirán los resultados que se pueden conseguir en los próximos meses.